El Destino
Por: Daniel Carrizales Romero
El destino no puede ser modificado, somos seres
predestinados. Aunque intentáramos cambiar o adelantarnos al destino, él
siempre hallaría la forma de alcanzarnos.
En la obra La Ilíada de Homero, el destino alcanza a
muchos de los mortales, tales como Héctor o Patroclo, e incluso determina el
curso de algunas batallas y de la guerra de Troya en general, los dioses son
participes en hacer que el destino se cumpla. Como se narra en el canto número
XX, los dioses eligen a que pueblo apoyarán, a los aqueos (griegos) o a los
troyanos, aunque algunos ya tenían definido, como Apolo (troyanos), a quien
iban a apoyar.
Zeus consulta una balanza de oro para decidir quién,
de entre Aquiles y Héctor morirá en la lucha que sostendrán, la balanza se
inclina del lado de Héctor por lo que él será el que morirá, aunque él aún no
lo sepa.
«…el padre Zeus tomó la balanza de oro, puso en la
misma dos suertes de la muerte que tiende a lo largo ‑la de Aquiles y la de Héctor, domador de caballos‑ para saber a
quién estaba reservada la dolorosa muerte;
cogió por el medio la balanza, la desplegó, y tuvo más peso el día fatal de
Héctor, que descendió hasta el Hades. Al instante Febo Apolo desamparó al
troyano. » (p 262-263).
De igual manera los dioses se encargan de hacer
cumplir el destino de los mortales, en base a la persuasión, e incluso de la
intervención directa. Atenea fue la encargada de hacer que el destino de Héctor
se cumpliera, persuadiéndolo para que peleara contra Aquiles y muriera.
«Espero, oh
esclarecido Aquiles, caro a Zeus, que nosotros dos procuraremos a los aqueos
inmensa gloria, pues al volver a las naves habremos muerto a Héctor, aunque sea
infatigable en la batalla. Ya no se nos puede escapar, por más cosas que haga
Apolo, el que hiere de lejos, postrándose a los pies del padre Zeus, que lleva
la égida. Párate y respira; a iré a persuadir a Héctor para que luche contigo
frente a frente. » (p 263)
En la obra La Odisea, Atenea anuncia que Odiseo, al
volver a su tierra se vengaría de los pretendientes, pero aun así sabe que Zeus
tiene el poder de decir si el destino quiere que haya paz o guerra al final.
«… ¿Llevarás
a efecto la perniciosa guerra y el horrible combate, o pondrás amistad entre
unos y otros?
Contestóle Zeus, que amontona las nubes:
— ¡Hija mía! ¿Por qué inquieres y preguntas tales
cosas? ¿No formaste tú misma ese proyecto: que Odiseo, al volver a su tierra se
vengaría de aquéllos? Haz ahora cuanto te plazca; mas yo te diré lo que es
oportuno. » (p 242)
El destino no se manifiesta solamente a través de
los dioses, Teoclímeno, un profeta amigo de Telémaco, hijo de Odiseo, le
advierte a los pretendientes que pronto serán masacrados, que morirán si
continúan actuando como lo hacen, siendo infieles a su rey Odiseo y muchos de
ellos solo rieron y no hicieron caso, sin saber que la profecía se cumpliría y
que no podrían escapar de su destino.
« ¡Ah, míseros!
¿Qué mal es ese que padecéis? Noche obscura os envuelve la cabeza, y el rostro,
y abajo las rodillas; crecen los gemidos, báñanse en lágrimas las mejillas; y
así los muros con los hermosos intercolumnios están rociados de sangre. Llenan
el vestíbulo y el patio las sombras de los que descienden al tenebroso Erebo;
el sol desapareció del cielo y una horrible obscuridad se extiende por doquier.
» (p 207).
Así como fue predicho por Teoclímeno, los
pretendientes fueron cayendo, comenzando con la muerte de Antínoo, jefe de los
pretendientes, dada por Odiseo y terminando con la muerte dada con una lanza a
Eupites, padre de Antínoo, por Laertes influenciado por Atenea.
En Agamenón de Esquilo, cuando Clitemnestra, esposa
de Agamenón, recibe a su marido después de diez años de ausencia en la guerra
de Troya, ella esta enfurecida con él por matar a su hija Ifigenia y además
traer a una chica, Casandra. Ella planeó esta venganza por ese largo periodo de
ausencia, sabía que estaría condenando a su marido. Convenció a Agamenón de
cruzar del carro a la casa por una alfombra púrpura, ya que este acto seria
tomado como arrogante y haría enojar a los dioses, condenaría a Agamenón a su
muerte. « ¡Voy a pisar la purpura:
que no haya una deidad hostil que desde lejos contemple con horror esta acción
mía! ¡Cómo me abochorna traer detrimento a esta casa hollando con mis pies
estas riquezas compradas a precio de oro…!» (p 131).
Clitemnestra intenta hacer que Casandra, quien
además es vidente baje del carro, pero ella no responde, posteriormente
comienza a tener visiones, entre las cuales se encuentra la muerte de Agamenón
a manos de su esposa y su propia muerte en el mismo suceso. Ella conversa con
el coro sobre si debe entrar. Al final decide entrar, sabe que ha llegado su
hora y que no vale la pena luchar, el destino está escrito, solo pide morir sin
agonía. Ambos mueren.
«…Pero si
estás segura de tu fatal destino, ¿Cómo vas cual ternera empujada por los
dioses al altar como víctima?
Cas. – No hay ya escapatoria, extranjeros, ¿Qué
puede hacer un tiempo más?
Coro. – Pero el valor del tiempo último es de
excesivo precio.
Cas. – La hora llegó: ¿Qué ganaría la fuga? » (p 137).
Cuando Prometeo se encontraba encadenado en una
montaña, llegó Io escapando de Hera porque Zeus se había enamorado de ella. Él
le cuenta lo que le espera, su futuro, su destino, entre las cosas que le dice,
él predice que un hijo de Zeus le quitará el trono y que el tercero tras diez
generaciones del linaje de Io será el que le pondrá fin a su agonizante
destino, este personaje será Heracles.
«Prometeo.
–Ella parirá un hijo más poderoso que su padre.
Io. – ¿No hay modo de que evite ese infortunio?
Prometeo. –Ninguno, a menos que me suelte de mis
ataduras.
Io. –Y ¿Quién puede liberarte si Zeus se opone?
Prometeo. –Alguien de tu linaje: tal el decreto del
destino. » (p 138).
Entre las cosas que Prometeo le dice a Io acerca de
su futuro es que ella hará un viaje hacia una tierra cerca del rio Nilo, donde
fundara con su familia un nuevo pueblo, pero que tendrá que atravesar y toparse
con obstáculos y retos. «…en ese lugar has de fundar un pueblo tú y tus hijos.
Así, Io, lo ha fijado el destino. »
(p 139).
Edipo Rey del autor Sófocles es quizá la obra donde
el destino se hace más evidente, el reino de Tebas era gobernado por Layo y su
esposa Yocasta, ellos tuvieron un hijo, pero una profecía por parte del oráculo
de Apolo decía que el hijo de Layo lo mataría, se casaría con Yocasta y tendría
hijos con ella, por lo que Layo decidió mandar a matar al niño, pero uno de los
siervos se apiado del niño y le dijo a una persona que se lo quedara, Layo y
Yocasta creían que ya estaba muerto. El niño creció creyendo que aquellas
personas (los reyes de Corintio) eran sus padres, un día le llegó la noticia de
la profecía por lo que decidió marcharse para no hacerle daño a quien creía que
eran sus padres, en el camino encontró a unas personas contra las que luchó y
mató, entre ellas su padre Layo, pero él no lo sabía. Llego a Tebas y se volvió
el rey, se casó con su madre y tuvo hijos con ella, pero nunca sospecho nada
hasta que todo se fue aclarando con los hechos del libro y, como un rompecabezas
unió las piezas, descubrió la verdad y fue desterrado. Edipo no logró escapar de
su destino. «…mirad a Edipo hoy. Fue el más perito en resolver enigmas, pudo
llegar a ser el más alto de los hombres: el que lo miraba sentía envidia por su
dicha y altura. Y ved a que abismos lo precipitó el ruedo del destino. » (p. 198).
Cuando Tiresias el vidente de la ciudad le decía a
Edipo que tuviera más cuidado con sus acusaciones hacia el asesino de Layo tenía
razón, cuando Edipo está por descubrir la verdad lamenta lo que ha hecho. « ¡Bien
veo que yo ha poco al maldecir al asesino, me estaba maldiciendo a mí mismo! ¡Yo
mismo he decretado mi propia expulsión del país! ¡Yo profano a su propia esposa,
cuando la tomo en mis brazos que a él le dieron muerte…! ¿Puede haber hombre más
infame? » (p.182). « ¡Ah nadie
puede negar que un dios nefasto y adverso ha decretado contra este infeliz
hombre este cumulo de desgracias! »
(p.182).
Edipo en Colono, Edipo al llegar a Colono con su
hija Antígona se dio cuenta que ese era el lugar donde, según revelaciones de Apolo,
iba a hallar el lugar donde acabaría la tortura, donde diosas lo acogerían.
«Ya que
Vosotras sois las primeras en cuyo sagrado bosque he descansado yo al entrar en
esta tierra, sed indulgentes conmigo y con Febo, quien cuando me anunció todas
mis desgracias, me indicó también que el término de ellas lo hallaría después
de largo tiempo, cuando al llegar a lejana región encontrase asilo en mansión
de venerandas deidades, donde terminaría mi trabajosa vida en provecho de los
habitantes que, desterrándome, me expulsaron; y además, que como señales que me
indicaran el cumplimiento del oráculo, acontecería un terremoto, un trueno o un
relámpago. » (p 207).
El oráculo predecía, entre tantas cosas, que cuando Edipo
muriera tendrían que buscar su cuerpo para que la tierra fuera prospera.
«Edipo.
-¿Cuáles son? ¿Qué han profetizado, hija?
Ismena. -Que los tebanos te han de buscar algún día,
vivo o muerto, por causa de su salvación. »
(p 213)
También predecían que el destino de sus hijos seria
matarse por el poder de Tebas.
«Antígona.
-¿Ves, pues, como van derechamente hacia su término las profecías del oráculo
que la muerte de vosotros dos anuncia?
Polinices. -Así lo ha dicho el oráculo; pero yo no
puedo ceder. » (p 236)
En Medea, Medea hace creer a Jasón que acepta el
destino de que él se vaya con otra mujer
En Ifigenia en Aulide, el oráculo pronosticaba que habría
vientos favorables para la expedición aquea a Troya si Ifigenia, hija de Agamenón
era sacrificada para Artemisa. Él lo acepto así que la engaño a él y a Aquiles
para que hubiera una boda. Descubrieron la mentira y ella al principio se negaba
a aceptarlo pero luego decido confrontar su destino, cuando iba a ser
sacrificada Artemisa la rescató y uso una cabra.
En Las nubes de Aristófanes, Sócrates era un
pensador que afirmaba que no existía Zeus y daba otros nombres a dioses imaginarios,
y muere quemado en su escuela con sus discípulos, porque Estrepsiades se enfadó
con él y, junto a un criado, quemo la casa con todos adentro. Gracias a sus
acciones su destino fue trágico.
«Estrepsiades.- Zeus, entonces para ustedes,
¿no es dios? ¡Por la tierra! ¿Zeus Olímpico no es dios?
Sócrates.- ¿Qué estás diciendo tú? No estés burlándote…
¡No hay tal Zeus! » (p 74)
Bibliografía
·
Homero. (2002).La Ilíada.-México: Editores Mexicanos Unidos S. A.
· Homero. (1988).La Odisea.-México: Editores
Mexicanos Unidos S. A.
·
Esquilo. (2003). Agamenón.-México: Porrúa
·
Esquilo. (2003). Prometeo Encadenado.- México: Porrúa
·
Sófocles. (2013). Edipo Rey.- México: Porrúa
·
Sófocles. (2013). Edipo en Colono.- México: Porrúa
·
Eurípides. (2013). Medea.- México: Editores Mexicanos Unidos S. A.
·
Eurípides. (1993).Ifigenia en Aulide.- México: Porrúa
·
Aristófanes. (2012). Las Nubes.-México: Porrúa
Liga del Blog: http://201literatura2014.blogspot.mx/
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