La vanidad como debilidad humana en “Las alegres comadres de Windsor”
La vanidad como debilidad humana en “Las alegres comadres de Windsor”
De Miguel Ángel Méndez Orta
En la novela de “Las alegres comadres de Windsor” se presenta la debilidad de la vanidad en el personaje de Falstaff quien la muestra con cada pensamiento que le viene a su imaginación así como sus expresiones al sentirse ofendido o humillado. Falstaff es de aquellos personajes que desean todo y quiere ser admirado por esto. Las comadres toman el rol de darle una lección humillandolo y engañándolo, sin embargo esto lo único que causa es más vanidad por parte suya.
<<Oh, recorrió mis formas exteriores con intención tan marcada, que el apetito de sus ojos parecía abrazarme como un lente puesto al sol……. Seré explotador de ambas y serán mis tesoreras>> (Las alegres comadres de Windsor, acto I, escena III).
<<¡Falstaff quiere acomodarse al espíritu de la época, medrar a la francesa, bribones!>> (Las alegres comadres de Windsor, acto I, escena III).
<< Me alegraría de que todo el mundo fuera escamoteado, como yo lo he sido, y golpeado por añadidura. Si en la corte llegara a saberse cómo he sido transformado y cómo mi transformación ha sido lavada y apaleada, harían derretir gota a gota mi gordura y untarían con ella las botas de los pecadores>> (Las alegres comadres de Windsor, acto IV, escena V).
<<A la cita fui señor Brook, como el pobre hombre que me veis; pero salí de ella como una pobre vieja…… Os diré que tomándose por una anciana, me aporreó terriblemente; pues ya se echa de ver que en mi propia forma de hombre no temería yo ni al mismo Goliat con una viga de telar; porque sé también que la vida es una lanzadera.>> (Las alegres comadres de Windsor, acto V, escena I).
<<Parece que el diablo no quiere que yo me condene, mientras la grasa que hay en mi no haga prender el fuego al infierno.>> (Las alegres comadres de Windsor, acto V, escena V).
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